El reto de intervenir en una casa del año 1976, diseñada por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, con diferentes reformas parciales durante 50 años, unido a las nuevos materiales y queriendo respetar el concepto del proyecto inicial ha sido un proceso de investigación en sí mismo.

Por una lado el cliente necesitaba renovar el pasillo de acceso al dormitorio, los armarios y el baño, y por el otro estaba condicionada la iluminación con una única fachada de 3 ventanas pequeñas para todo el espacio.

La estrategia empleada fue la de conseguir una galería iluminada para el vestidor, pudiendo así concentrar las ventanas en el baño.

La idea de potenciar el muro curvo como un elemento especial de la casa, diseñado en el proyecto inicial y eliminado en reformas posteriores fue determinante. Así se coloca la ducha, otorgando luz además de proporcionar vistas de los árboles que rodean la parcela, garantizando siempre la privacidad.

Se ha utilizado una pieza cerámica de proporciones esbeltas para alicatar la curva, haciendo un guiño a las piezas setenteras originales pero con un color cálido como el marfil, bañando de luz el espacio. La madera elegida para el baño se mimetiza con el resto de carpinterías existentes en la casa.

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En definitiva se consigue un proyecto que recoge las necesidades del cliente, dotando de luz a todos los espacios y respetando el proyecto original.