En esta rehabilitación de un apartamento de 55m2 ubicado en el casco histórico de Sevilla la necesidad de los clientes de un nuevo espacio que incluyese dos dormitorios, cocina, comedor y salón suponía un gran desafío.

​

Para conseguir espacios flexibles, amplios y diáfanos que hicieran posible adaptar la vivienda a las necesidades de cada momento se proyecta un espacio indeterminado y abierto a la transformación de usos, utilizando como bisagra un espacio intermedio que unas veces se usará de oficina, otras como dormitorio de invitados y otras será parte del espacio principal de la vivienda. 

​

Los espacios más utilizados durante el día se ordenan junto a la fachada del edificio, con orientación sur, que da a una plazuela, y los espacios más utilizados por la noche se ubican en torno a un patio interior.

​

Para dotar a la vivienda, un mueble de contrachapado de madera que es armario, cerramiento, mesa de trabajo, cama, estantería, asiento y cocina, va ordenando la planta como contenedor de elementos que libera el espacio. De este modo se minimiza la cantidad de elementos presentes, empleando el material como elemento unificador de la operación espacial de un apartamento de dimensiones reducidas.

Ventanas nuevas de madera natural, de una sola hoja, para maximizar la entrada de luz, y un pequeño balcón con plantas que sigue la tradición andaluza son los elementos de conexión de la vivienda con el exterior.