El proyecto se situa en la llanura que rodea al embalse de Arrocampo, una zona especial para la observación de aves. Su ubicación, al inicio de una ruta ya existente que recorre los principales puntos de observación del embalse, permite que sirva a la vez como centro de interpretación de la naturaleza y como puerta de entrada al circuito de observación.

El edificio se disgrega en varios volúmenes que levitan sobre la llanura y que acogen un programa sencillo de salas de exposición, talleres y punto de observación.

La estrategia de implantación del edificio aprovecha la existencia de pequeñas cabañas de madera junto al agua que sirven como observatorio de aves, tomando prestado el material exterior para generar una envolvente continua que integra los diferentes volúmenes reduciendo la escala del edificio al mínimo y realizando una abstracción de los elementos del paisaje local: pequeñas edificaciones con cubiertas inclinadas y elementos vegetales.

La elección de la madera como elemento casi exclusivo para la fachada busca mimetizar al edificio con el entorno al mismo tiempo que representa con su envejecimiento una abstracción de los cambios en el paisaje con el paso del tiempo y las estaciones.